El cielo violáceo filtra nubes de electricidad, que coronan
ruinas olvidadas. Un minúsculo sol rojo
intenta sonreír e insuflar calor a la gris escarcha depositada en las antes
concurridas calles. Un columpio oxidado
baila al ritmo de un viento magnético, ajeno al eco de risas y juegos apagados
eones atrás.
Hiedras gigantescas abrazan edificios en lujuriosa quietud
abriendo fisuras en sus paredes a modo de uñas en la espalda de dos
amantes. Árboles muertos sestean sobre
la gris escarcha y sueñan con praderas ajenas. Siluetas amarillas en las
paredes, grabadas a fuego y luz en cotidianas posiciones. Un niño levanta los
brazos a la eternidad intentando coger un globo, detrás su madre intentando dar
un abrazo perdido en la eternidad. Instantáneas
que el orgullo del hombre ha obsequiado al infinito.
Caminaron sobre la razón, espejismos de control del átomo soberbia
divina gobiernos de mil dioses. Juegos destructores entre hermanos malcriados. ¿Qué
habéis hecho?, cuando la muerte ni muere.
Sin tiempo ni esperanza…solo queda el frágil aleteo de una
mariposa nuclear.
Dedicado a Ray Bradbury.
Dedicado a Ray Bradbury.
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